Al rally de Chile se llegaba con la posibilidad de que Toyota se proclamase matemáticamente campeón del mundo de marcas si sus pilotos eran capaces de conseguir 13 puntos más que los de Hyundai. Los japoneses llegaban con 430 puntos y los coreanos con 339 puntos a falta de disputarse 162 puntos en las 3 últimas pruebas.
La cosa no empezaba nada bien para Hyundai ya que en la primera especial perdían a Lappi debido a un fuerte accidente, quedando así sólo Suninen y Neuville para defender sus honores. A pesar de ese incidente no lo harían nada mal ya que durante el primer día estuvieron en la lucha por los puestos de cabeza y ya en el segundo terminaron de afianzarlos, clasificándose segundo el finlandés y tercero el belga, por lo si se mantenían así la celebración de Toyota se tendría que posponer. Todo parecía que iba a terminar bien pero en el penúltimo tramo Suninen rompería la dirección de su i20 y tendría que abandonar, quedándose también a las puertas de conseguir su mejor resultado en una prueba del mundial. De esta manera, con Neuville como único piloto, Toyota lo tuvo fácil y con los resultados de sus pilotos conseguirían aumentar la ventaja 15 puntos más y proclamarse de nuevo campeones del mundo de constructores.
Con este nuevo encorchado, conseguido principalmente por la regularidad y superioridad de sus pilotos que han ganado hasta el momento 8 de las 11 pruebas disputadas, Toyota consigue su séptimo campeonato como marca, los 3 últimos consecutivos, y se queda a un campeonato de igualar los 8 de Citroën y a 3 del récord que ostenta Lancia con 10.